Bote de 1Kg.
La miel tiene muchas propiedades terapéuticas. Se puede usar externamente debido a sus propiedades antimicrobianas y antisépticas, como por ejemplo, ayudar a cicatrizar cortes y heridas, y a prevenir infecciones en heridas o quemaduras superficiales.
También es utilizada en cosmética, pues suele usarse como ingrediente base en cremas, mascarillas de limpieza facial, tónicos, exfoliantes, etcétera. Esto es debido a sus cualidades astringentes y suavizantes, que son fantásticas para este tipo de productos.
Pero, principalmente la miel se utiliza internamente, ingiriéndola y asimilando sus beneficios desde el interior.
Debido a su contenido de azúcares simples, de asimilación rápida, la miel es altamente calórica (cerca de 3,4 kcal/g), por lo que es útil como fuente de energía rápida. Sería recomendable en una cantidad pequeñita, y de forma esporádica, en el marco de una dieta mediterránea saludable. Y siempre proveniente de una fuente natural y no procesada.
Tratamiento de resfriados y dolores de garganta. La miel es usada para el alivio sintomático del resfriado. Además, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera segura, fuera del período de la lactancia, para aliviar la tos.
Su dulzura y textura al tratarla como jarabe, sería capaz de tratar el dolor de garganta, pero también influiría su contenido antioxidante y su efecto antimicrobiano. Los catarros se combaten popularmente en numerosos lugares endulzando con miel el zumo de limón o el té de cebolla.
Conservante. La miel es un excelente conservante natural. Es altamente perdurable, no caduca. Gracias a su alta concentración de azúcares, es capaz de acabar con las bacterias por lisis osmótica.
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